Desde el tiempo que llevo cocinando siempre me ha guiado un principio, no dejarme llevar por los falsos mitos, "...hacer tal elaboración es muy difícil... " "...esto es imposible de hacer...". Ese mismo mantra es el que cuando llegamos al mundo sin gluten, todo el mundo que no lo conocía directamente me decía. "...pues es muy difícil...", "...pues es una pena porque no saben las cosas igual...". Al final me doy cuenta de que la cocina es igual que todo, que nadie nace aprendido, y que lo único que tenemos que hacer es insistir, insistir e insistir.
No soy buen cocinero, no tengo unas manos privilegiadas, un poco cabezota sí que soy, pero hemos conseguido parte de nuestro objetivo cuando empezamos en éste mundo, que Enma pueda tener cualquier producto "glutoniano" a su alcance. O por lo menos, Enma tiene que tener la seguridad de que cualquier producto que quiera, que sus padres van a intentar igualarlos.
Esta receta no es tal, simplemente ha sido aplicar los ingredientes de unas obleas que venden en el Carrefour de arroz para hacer rollitos de primavera, sin indicativo "sin gluten", con lo que ante la duda, pues las hacemos en casa y nos aseguramos. Luego he visto sólo una receta de pasta brick en la red y he pensado que funcionaría, con nuestros retoques lógicos.
La pasta brick, o brik, no lo tengo claro, es una masa muy fina, que se utiliza en elaboraciones diversas y con diferentes nombres, desde los rollitos de primavera, a la mayoría de la repostería turca y griega, a repostería tunecina y argelina. Las diferencias básicas es en los ingredientes, harina de arroz, harina de trigo, huevo...
En éste caso son láminas de harina de arroz, con lo que no se si el nombre es el más apropiado. Si alguien afina que me lo diga y lo corrijo...
El resultado ha sido muy bueno, se trabajan muy bien, son resistentes, no supone exceso de trabajo ni de tiempo, quizá algo de maña, pero después de las dos primeras salen perfectas.