Mi madre, es una habitual y en casa nos gustan bastante, entonces cuando nos diagnosticaron, pues era una receta que teníamos que desglutinar a toda costa. Le pedimos consejo de cómo los hace, aunque la versión de mis padres y la resultante difiere, pero bueno, la próxima vez me entero mejor. Ya que ellas meten el filete directamente en la Thermomix con las pinzas, lo sacan y lo rebozan sin huevo inmediatamente, pues yo no lo he conseguido.
Yo especialmente no soy muy hábil con la bechamel, simplemente porque de pequeños nuestra tarea era la de rebañar la sartén de las croquetas, no la de hacerlas y claro, se nota. Pero bueno, tiramos de Thermomix.
El resultado ha sido bueno, la textura muy lograda, quizá los filetes un pelín pasados de cocción y es un tema para tener en cuenta en el futuro, pero podemos decir que hemos conseguido el objetivo.
Ingredientes cantidades para diez medios filetes de pechuga.
Para la bechamel.
110 gramos de maicena, 40 gramos de puré de patata, 50 gramos de aceite, 100 gramos de mantequilla, 1 litro de leche, nuez moscada, pimienta molida, sal al gusto.
Para preparar el pollo.
5 filetes de pechuga abiertos, laurel, agua y sal.
Para el rebozado.
Pan rallado sin gluten, harina de garbanzos, huevo.
Cocemos los filetes durante poco tiempo en agua con sal y laurel, no tienen que dejarse mucho, ya que si no quedan bastante duros, después de cocerlos los sacamos todos ya que si los dejamos en el agua caliente, se siguen cociendo, claro....(vamos,lo digo porque es lo que me pasó a mi, :).
Preparamos la bechamel, como lo hagáis tradicionalmente, yo en éste caso he seguido la receta del libro de cocina sin gluten de la Thermomix tuneando la receta. Pero no es necesaria la thermomix para hacer una receta evidentemente.
Para forrar los filetes pienso que éste sistema es el mejor, ponemos los filetes sobre una bandeja, con una cuchara sopera vertemos la bechamel por encima, a todas las pechugas, después le damos la vuelta a todas las pechugas y vertemos la bechamel por el otro lado. Y dejamos enfriar.
Después de dejarlas enfriar tapadas durante un par de horas con un film transparente para evitar que la bechamel haga costra, rebozamos con huevo y pan rallado, a nosotros personalmente nos gusta mezclar el pan rallado con la harina de garbanzo, ya que le da un toque espectacular.
Dejamos en la nevera hasta que las vayamos a consumir y freímos en abundante aceite de oliva suave muy caliente.
El resultado nos ha encantado, especialmente a los niños, eso sí, teniendo cuidado con el punto de la pechuga.
Saludos.
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