Bueno, pues hoy es una de esas recetas que para nada te esperas hacer y, sin embargo salen taaaaaaaan ricas... Yo soy una persona de mente inquieta, no paro de pensar ni durmiendo y, aunque fisicamente no lo trasmito, por dentro es un sin parar todo el día, ojalá fuera de otra manera, pero no puedo evitarlo; para unas cosas es bueno, pero para otras es malo porque darle muchas vueltas no te lleva a nada.
Hace 5 años algo en nuestras vidas nos cambió por completo y mi manera de pensar y de percibir la misma es totalmente distinta, ni buena ni mala, simplemente distinta, por eso ya no le doy tanta importancia a cosas que antes parecían un mundo y, ahora, son minucias. De ahí que cada día intente ser feliz con todo lo que me rodea y con todo lo que tengo a mi lado, sobretodo mi familia, a la que adoro con todo mi alma y por la daría absolutamente todo.
Cuando nos dijeron que Enma era celiaca fue un pequeño golpe, no por nosotros, sino por el miedo que suponía que ella se pudiera sentir "diferente" a los demás y de ahí nació nuestra fuerza para que eso no fuera así. Intentamos que todo lo que nosotros vemos que a ella le llama la atención, convertirlo en apto para nuestra princesita, aunque al final siempre terminamos comiendo más nosotros que ella porque con 2 años y medio no nos come mucho, jajajaja.
Todo esto nos lleva a imaginar cosas nuevas e investigar como hacerlo apto, y si encima le añades que la cocina nos ayuda a relajarnos del estrés del trabajo y los quebraderos de cabeza, pues a veces salen cosas tan buenas como las que os presento hoy, nuestro bizcocho de naranja sanguina y kéfir de cabra.
Al principio pensaba que eran dos sabores un poco ácidos para combinar, pero resulta un bizcocho de un sabor a naranja con un ligero toque como a queso súper rico y agradable al paladar, a parte que la textura del bizcocho es muy muy jugosa y tierna. Yo lo hice un día de muchísimo estrés en el trabajo nada más llegar a casa y, con la ayuda de mis ratoncillos, Hugo y Enma y puedo asegurar que me dio una alegría comprobar que arriesgarse a mezclar alimentos y probar nuevas texturas, dan tan buen resultado, al menos ese día, claro!.
Os animo a que lo hagáis y comprobéis su sabor, os encantará y ya si lo servís con un chocolate caliente... uhmmmmm, seguro que sorprendéis a vuestros invitados de merienda, por ejemplo!.